Así como esta familia, encabezada por el legendario Victorino Martín, ha sabido crear una de las ganaderías bravas más importantes y reconocidas del mundo; su incursión en el mundo del vino ha sido igualmente sensacional y apasionante.
Si el Toro Victorino Martín es un icono de la tauromaquia, el vino al que presta su nombre también está llamado a convertirse en un referente en el exigente mercado vitivinícola actual.
Y es que hablamos de un caldo único que comulga con la tierra extremeña que le presta sus nutrientes, sus lluvias y su sol; y con los hombres y mujeres que lo elaboran, esforzados y nobles, que dedican su saber y su esfuerzo a crear un producto excepcional e inigualable.
Como resultado nace un vino blanco único en su categoría, de calidad visual deslumbrante, de notas olfativas nunca antes conocidas y de un gusto alegre, redondo y ciertamente elegante. Victorino encontró la bravura sobre la dehesa y, con estas viñas, le ha extraído la suya al subsuelo.